
Escribió Virginia Woolf en 1929 que para que una mujer pueda escribir una novela necesita dos cosas: independencia financiera y una habitación propia. La idea surgió tras dos conferencias que dio a mujeres en la Universidad de Cambridge. Esto la llevó a publicar su libro, “Una Habitación Propia”, uno de los clásicos de esta autora.
Tener una habitación propia es indispensable para cualquier creativo. Pero es especialmente relevante para todas las mujeres que quieren tener una carrera de este tipo. En épocas pasadas, las mujeres tenían que escribir en cualquier lugar de la casa, siendo interrumpidas constantemente. Además de tener que ocultar su trabajo o publicarlo bajo seudónimo para evitar el rechazo. Las mujeres realizan su trabajo, pero también tienen que acometer otras tareas en la casa. A esto se le suma el cuidado de los hijos, en el caso de las que sean madres.
A cualquier persona que no se encuentre en una situación de privilegio le resulta complicado vivir de su arte. Y no todos tienen el privilegio de tener estabilidad financiera y una habitación propia, cerrada al mundo exterior mientras se trabaja. En la actualidad, este problema se extiende no solo a mujeres, también a artistas LGBT y de color. Las palabras de Virginia Woolf fueron escritas hace casi un siglo, pero siguen siendo tan relevantes e importantes, en un momento en el que cada vez se hacen más evidentes las diferencias de clases.