
Fuente de la imagen: Antilavado de Dinero
Si habéis visto la película de espías Red de mentiras, debéis saber que uno de los personajes está basado en una persona real, Sa’ad Kheir, jefe de servicios secretos jordano. Entre los años 2000 y 2005, Kheir lideró la Dirección General de Inteligencia (GID) en Jordania y su actuación fue clave para Estados Unidos en la “guerra global contra el terrorismo”. Lo que no queda reflejado en la película es que muchas de sus actividades fueron moralmente cuestionables. No solo se benefició del comercio ilícito de petróleo, sino que supervisó el secuestro de sospechosos de terrorismo y su envío a otros países para ser torturados. En 2003 se abrió una cuenta en el banco Credit Suisse, donde sus activos aumentaron hasta llegar a la cifra de 21,5 millones de dólares.
Un antiguo ejecutivo de Credit Suisse apuntó lo siguiente: “En el caso de un jefe de inteligencia cono Sa’ad Kheir, la apertura de una cuenta es una alerta roja y muchos bancos en Suiza no la aceptarían, pero Credit Suisse sí”.
Sin embargo, Kheir no fue el único en recurrir a los servicios de este banco. Actualmente se conocen al menos quince figuras relacionadas con la inteligencia, la mayoría jefes de alto nivel. Tres de ellos, Omar Suleiman, Akhtar Abdur Rahman y Ghaleb Al-Qamish tenían carreras similares a la de Kheir, y todos tuvieron intervenciones importantes relacionadas con la CIA.
Akhtar Abdur Rahman, por su parte, era experto en traspasar dinero de la CIA a los yihadistas afganos. Se le confiaron millones para entrenar a los muyahidines (combatientes islamistas) con armamento sofisticado. La familia de Akhtar abrió dos cuentas en Credit Suisse. Una de ellas se abrió en 1985 y en 2003 acumulaba al menos 3,7 millones de dólares. La otra, abierta en 1986, llegó a acumular más de 9,2 millones en 2010.
Al mismo tiempo, el yemení Ghaleb Al-Qamish también buscaba la manera de ascender. En los ochenta dirigía la Oficina de Seguridad Política (PSO) de Yemen y reclutaba combatientes para la gerra de Afganistán contra los soviéticos. Según oficiales que trabajaron con él, Ghaleb era el funcionario de seguridad más temido del país, lo llamaban la “caja negra” de Saleh. En ese entonces se convirtió en el principal espía de Yemen, colaboró con la CIA para desmantelar células terroristas y fue acusado de varios abusos. También acumuló millones en Credit Suisse.
Por último, Omar Suleiman, vinculado a numerosas torturas y métodos brutales, fue un jefe de espionaje usado por la dictadura de Hosni Mubarak como ejecutor. A pesar de las acusaciones, su familia mantuvo gran parte de su patrimonio en Credit Suisse. En febrero de 2003 se abrieron una cuenta que, poco más tarde, se llenó de millones de dólares.
Fuente: infoLibre
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