Tecnología más democrática
Las patentes que limitaban el uso de la tecnología original están expirando, lo que allana el camino para una competencia que debería hacer subir la calidad y bajar los precios.
Esta nueva tecnología de fabricación consigue la fabricación individualizada. El consumidor se convierte ahora en productor, prosumer, lo que supone un desafío al modelo productivo actual, desde cómo diseñamos, fabricamos o hacemos llegar los productos al consumidor hasta la protección de la propiedad intelectual o seguridad. La impresión 3D permite crear objetos personalizables, hasta el punto de socavar las economías de escala, cuestionando la necesidad de fabricar cientos o miles de unidades para abaratar el producto y que finalmente llegue al consumidor.
Las aplicaciones son cada vez más reales y beneficiosas como la impresión de tejidos humanos y huesos, o la fabricación de piezas para motores de aviones, más económicas, y con mejor comportamiento que las producidas con medios tradicionales. Se vislumbra un nuevo modelo, basado en la soberanía ciudadana en la producción industrial.
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