
Rusia busca nuevas formas de perseguir a la comunidad LGTBiQ, por ello han aplicado sanciones que rondan los 160 mil euros por cualquier tipo de “propaganda de relaciones sexuales no convencionales” a favor del colectivo, ya sea en internet, publicidad, literatura o cine. Estas sanciones también buscan sancionar los cambios de sexo, equiparando ambas cosas con la pedofilia.
Además, tal y como plasma “El País”, estas leyes de persecución están siendo la excusa perfecta para atacar a los extranjeros, a los que se les ingresa en centros de detención para posteriormente deportarles.
Da miedo la obsesión rusa por perseguir a una comunidad que solo busca una estabilidad ansiada a lo largo de la historia, siendo casi más una forma de luchar contra las ideologías progresista de occidente. También, sin duda alguna, preocupa que este tipo de leyes sean bien acogidas por el resto de gobiernos de ultraderecha europeo, que siempre han visto en Rusia un ejemplo de avance ideológico.