
Argentina se prepara para los comicios en octubre, enfrentándose a unas elecciones que prometen marcar una diferencia con respecto a los años anteriores. Con la ideología de “centro” de Fernández, una izquierda indecisa, la derecha se ha hecho protagonista, dando una notable diferencia.
Y va a ser diferente por el peso que han cobrado, después del Covid, las teorías conspiranoicas, como el Terraplanismo, que no solo dudan de la realidad científica, sino que hablan de una elite que manipula a toda la sociedad mundial. A esto le sumamos la aparición de Milei, candidato de la ultraderecha argentina que, en sus propias palabras, viene a dinamitar la situación política del país, con el uso de metáforas dañina para las clases sociales de abajo, que son quienes sufren a estos dictadorcillos.
Con esto sobre la mesa, se une que la derecha, JXC, no termina de encontrar un candidato del todo firme, teniendo una competición entre los principales lideres, apoyados, como no, por la derecha latinoeuropea. Ya veíamos a Larreta, al que Milei se la tiene jurada, apoyándose en Diaz Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, conocida por sus chanchullos familiares durante la pandemia.
Dios los crias y ellos se cuentan los chanchullos y las mordidas.