
En la actualidad, más de 200 millones de niñas y mujeres han sido sometidas a la mutilación genital femenina en África, Oriente Medio y Asia. Este procedimiento supone la extirpación o lesión parcial o total de los genitales femeninos externos por razones no médicas. No tiene beneficios para la salud de las niñas y mujeres que lo sufren, sino que provoca muchos problemas graves como hemorragias y dificultad para orinar, quistes o infecciones.
La mutilación genital femenina se practica en niñas entre la infancia y los 15 años. Tanto ONGs como la Organización Mundial de la Salud han denunciado estas prácticas que suponen una violación de los derechos humanos de niñas y mujeres. En las regiones en las que practican estos procedimientos, se hacen por tradición. Es por ello que mujeres que han sufrido esta práctica trabajan para informar y educar en sus regiones para erradicarla definitivamente.
Esta tradición es un reflejo de la profunda desigualdad y discriminación contra niñas y mujeres. Además, al ser practicada durante la infancia, también supone una violación de los derechos de las menores, al poner en peligro su seguridad e integridad física. Se expone a estas niñas a un trato cruel y degradante. Desde la OMS se hace un llamamiento internacional para que ningún servicio médico participe en estos procedimientos y se detenga esta práctica tan dañina.