Nueva Gales del Sur sigue enfrentándose a los graves incendios que asolan Australia desde hace varios días. La situación meteorológica hace que los fuegos se vuelvan más virulentos. Las altas temperaturas y los fuertes vientos hacen que la extinción y el control de estos sea casi imposible. Según los bomberos aún quedan más de 30 focos sin control alguno.
Más de 1.000 efectivos del cuerpo de bomberos combaten los 85 focos que siguen activos desde la pasada semana. 47 están fuera de control habiendo calcinado más de 200 edificios con 20 bomberos heridos. La franja en la que están actuando tiene una longitud de 1.000 kilómetros. Se espera que las temperaturas alcancen los 37 grados de temperatura y vientos de hasta 65 kilómetros por hora.
“Cuando es de día por lo menos puedes ver por dónde viene el viento o el humano, pero las noches que hemos pasado en casa no hemos dormido nada” asegura uno de los dueños de casas que aún siguen intactas. Los peores incendios fueron en 2.009 con 173 muertos y 4.500 kilómetros cuadrados calcinados.
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