
Vox decidió dar comienzo a su campaña electoral anual de la mejor forma que conoce, liándola para bien. Por ello la gran puesta en escena de la Moción de Censura con Tamames a la cabeza, que ya prometía ser un despropósito semanas antes, pero que aún tenía mucho que sorprendernos.
En esta moción vimos como el antiguo señor de izquierdas, convertido actualmente en Señor De Bien, dedicaba al gobierno una serie de metaverdades, dejándose la vida por demostrar que la izquierda estaba obsoleta, pero dejando entrever su falta conciencia de lo que vivimos en nuestro país actualmente. Ante esto el resto de partidos no se dejaron amedrentar, salvo quizás Coalición Canaria que picaron un «fisquito» el ojo a los que quieren acabar con los nacionalismos (puro descojone el de CC).
Desde los partidos catalanes, vascos, Podemos, PSOE o Más Madrid apuntaron directamente contra Tamames, apuntando el ridículo que estaba haciendo Vox, y en palabras de Rufián, mostrando la «rendición» del fundador de IU. Ciudadanos en cambio ataca directamente a Abascal, juzgándole de favorecer que Pedro Sánchez pudiera hacer su propia campaña electora. Por otro lado el PP se ha desmarcado y hasta la gran líder Ayuso ha atacado al partido nostálgico, posicionando a los populares cada vez más lejos de sus posturas. Seguramente sigan comiendo del mismo plato, no nos hagamos como si no lo supiéramos, pero dejemos que ellos si que crean que no lo sabemos.
Sea como sea, Vox se ha marcado una estrategia trumpista, buscando como sea notoriedad y relevancia. A toda costa.