
La sociedad japonesa siempre se ha caracterizado por las altas presiones que sufren tanto en la escuela como en el trabajo. De hecho, es uno de los países con mayor tasa de suicidios, tanto en jóvenes como adultos, por los niveles de entrega que se exigen. Según una encuesta realizada por el gobierno japonés, uno de cada cinco japoneses está en riesgo de sufrir el karoshi. Esta palabra significa, literalmente, muerte por exceso de trabajo.
Uno de los orígenes de este problema es la presión en el ambiente laboral. Las tensiones en el trabajo provocan que muchas personas echen más horas extras de las que deberían. Fue el caso de Miwa Sado, una joven reportera de 31 años que murió tras trabajar 159 horas extras sin tomarse un solo día libre. Sin embargo, aquellos trabajadores que salen de trabajar antes sin echar horas extra, se les acusa de falta de lealtad a la empresa y no son vistos con buenos ojos.
Para poder detener más muertes de este tipo en el futuro, debería empezar a cambiarse esta forma de pensamiento tan extrema, comenzando por las escuelas. En este ámbito también se les presiona desde muy jóvenes para conseguir entrar en las mejores universidades, sin darse cuenta de que están afectando profundamente su salud mental y física.