
El Ministerio para la Transición Ecológica y la Guardia Civil han presentado los resultados de la Operación Thunder 2022, y sus datos son preocupantes: ha aumentado el tráfico ilegal de animales, con una incautación de 667 ejemplares, con un valor de 600.000€.
No hay que olvidar que el tráfico de animales está codificado como delito y vinculado al crimen organizado. Es una actividad atractiva para los que no tiene escrúpulos: las penas son cómicamente bajas y el lucro que se llevan demasiado alta.
Este crimen deja secuelas de por vida a los que no tienen voz, y por ello, no importan a nadie de las cúpulas. Es el caso de los felinos, que, tras viajar encerrados, sin aire ni posibilidad de movimiento, cuando llegan al cliente, no pueden tener una vida normal, a lo que se le suma el vivir eternamente encerrados fuera de su hábitat natural, para diversión de algunos y bolsillos de otros pocos.
Sería ideal pensar que con la nueva ley del Bienestar Animal, esto tendrá fin, pero siendo realistas, mientras que las penas sigan siendo de risas y se siga pagando por tener exhibido un animal salvaje y hacer postureo en las redes sociales, el tráfico ilegal de seres sintientes no cesará.
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