
(Para la persona que me lee: romanticamente me gustaría que leyeras esto mientras escuchas Shine on you Crazy Diamond)
Hoy es domingo, para algunos y algunas un simple día más dentro de los fin de semanas. Pero para otras y otros, la mejor forma de acabar una semana, ya que se transmite uno de los programas más longevos de la historia de la televisión española: Cuarto Milenio.
Pocas son las personas que no conocen al carismático Iker Jiménez, defensor de lo paranormal, o a su compañera Carmen y su multitud de colaboradores, que acompañan con datos, imágenes y evidencias «científicas» sus tertulias. En este programa, que lleva más de 20 años en televisión, hemos hecho una radiografía casi mundial, pero ciertamente nacional, de la mitología y sucesos inexplicables.
Un programa que mantiene su frescura con una estructura casi que inquebrantable, acabando siempre con unos tirones de las guitarras atmosféricas de «Shine on You Crazy Diamond» de Pink Floyd, donde Iker se preparaba un corolario del episodio, dando razones y reflexiones lanzadas directamente a la cara de la espectadora o espectador. Una tradición que aún hoy se mantiene. Pero con un cambio de horizonte. Y es que justamente así se llama el nuevo programa del señor Jiménez que hace de complemento, nacido en la pandemia, con el objetivo de informar de manera alternativa sobre lo que sucedía, y que ahora es el nido de cuestionamiento conspiranóico y «libre-pensante» de Iker, siendo el cierre de su discurso final en Cuarto Mileno, ya no solo un reflexión del episodio, si no también una conclusión semanal.
Aquí llego, yo al menos, a varias preocupaciones que se me plantean. ¿Por qué un señor que habla de fantasmas en serio es tan seguido a la hora de comentar noticias de actualidad?, ¿Cómo ha cogido hueco en la televisión un programa que alimenta las teorías conspiranóicas?, ¿Cómo ha fallado el mundo de la comunicación para que estos sean los programas más vistos y con discursos mucho más replicados? Porque, seamos realistas, algo pasa en nuestra sociedad cuando la conspiranoia y/o las creencias tienen hueco dentro de los discursos sociales, político-económicos, pero sobre todo científico. Que no le quito mérito a la labor de todo el equipo detrás del tan famoso y exitoso programa, pero si me preocupa que a veces los mensajes que se lancen recalen en una población, que entre tanta información, considere más fiable al que de la idea más loca.
Aún así, me declaro fan de Iker, ojalá que siga ilustrando muchos años con sus programas sobre investigaciones paranormales.
Se aleja la cámara, mientras se funde en negro la imagen y se ve al escritor de este texto escribiendo en un papel.