Todas las portadas de los medios nacionales tienen hueco para uno de los sucesos más destacables del pasado fin de semana, un nuevo ataque racista sobre Vinícius, estrella del Real Madrid, en este caso en Valencia, una ciudad en la que se reúnen un gran número de comunidades étnicas.
El jugador Vinícius utilizó las redes sociales después del partido para criticar la falta de defensa que recibe en España contra las agresiones racistas en los estadios de La Liga. El presidente de La Liga, Tebas, respondió diciendo que Vinícius no se había presentado a las reuniones para discutir el tema, asegurando que no es La Liga la culpable, pero tampoco proponiendo soluciones viables para el constante racismo que se vive en los campos. Ancelotti respaldó a Vinícius y afirmó que el ambiente en Mestalla era racista. Otros jugadores del Real Madrid, como Courtois, Lucas Vázquez y Ceballos, también apoyaron a Vinícius y condenaron el racismo en el fútbol.
Algunos periodistas como Alberto Maestre, publican la incesante persecución que sufren muchos jugadores por los racistas en el campo, no habiéndose parado en ninguna ocasión los partidos en los que suceden. Algo que si pasó cuando en el estadio de El Rayo Vallecano llamaron Nazi a Zozoulya, jugador que sea ha identificado abiertamente con grupos de ideologías fascistas. Esto representa a la perfección el bajo compromiso de La Liga y el equipo de árbitros con el rechazo al racismo y la tolerancia a las aficiones fascistas.
Y es que como dice la estrella madridista, España es ahora mismo conocida por su racismo, un país de gran importancia por su multiculturalidad, que no deja de tener el peso constante de las ideologías fascistas y conservadoras.
