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8 de junio de 2023

Pese a las advertencias que desde expertos, instituciones y gobiernos se llevaban haciendo desde hacía años, la burbuja especualtiva de los criptoactivos no paró de crecer. Pero su techo se tocó en noviembre del pasado año 2021, cuando el valor total de todo el criptomercado internacional llegó casi a los tres billones de dólares. Desde entonces, las llamadas critpomonedas no han hecho sino perder valor de forma constante. En el momento presente, mayo de 2022, el valor conjunto de todo el dinero cripto en el mundo apenas llega a los 1’28 billones de dólares, habiendo perdido, en tan solo seis meses, un valor comparable al de todo el PIB del Estado Español.

Una de las razones argüidas por algunos expertos, es que éstas han dejado de ser consideradas un valor refugio tras el que esconderse de los vaivenes de los mercados internacionales. Muy al contrario, se ha comenzado a constatar que están excesivamente vinculados a éstos, sobre todo, a las acciones de las empresas tecnológicas que cotizan en bolsa, por lo que han perdido atractivo en favor de inversiones con un respaldo más tangible.

Otra de las razones parece ser la falsedad de las llamadas «stable-coins», etiquete con la que se define, dentro del universo cripto, a aquellos de estos activos que tienen como respaldo una moneda de curso legal como puede ser el dólar o el euro. Luna, la estrella de estas «stable-coins», perdió el 99% de su valor en sólo unas horas el pasado 8 de mayo, provocando un efecto dominó hacia otras criptodivisas.

También, por parte de los presuntos expertos en este mercado, este negativo escenario se achaca a la poca profesionalidad de algunos inversores. Según el CTO de la firma de ciberseguridad HackRock, Óscar Delgado, «Entra mucha gente que no tiene ni idea de lo que está haciendo, manos blandas que venden cuando no tienen que vender… el miedo es contagioso».

Las criptomonedas nacieron con la idea de ser una especie de sustituto de las monedas emitidas por lo bancos centrales de los estados. En teoría, permitían descentralizar los pagos, pero la realidad es que estos más de 10.000 criptoactivos diferentes que existen por todo el mundo, han servido para cualquier cosa menos para sustituir los pagos en moneda nacional: desde para blanquear dinero del crimen organizado, hasta simplemente para especular, como si de un activo bursátil más se tratase, pero sin el respaldo que dan las acciones de las empresas reales con actividad.

Por último, está el hecho de que países como China hayan prohibido la «minería» de criptomonedas, debido entre otras cosas a su inmenso consumo energético. Como máximo ejemplo, los cortes de luz que sufrieron la ciudad de Teherán y otras, en Irán, provocados por la enorme demanda eléctrica de esta «actividad». El hecho de que esta práctica sea totalmente hostil a cualquier política medioambiental, ha terminado por dar la puntilla a este dudoso negocio que llevaba existiendo desde el año 2009.

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