
Las medidas de promoción de la economía social desde los gobiernos podrían suponer una ampliación de estos números, y así posibilitar un reparto de la riqueza más justo.
Las medidas de promoción desde la Administración Pública tienen que ver con incentivos fiscales, subvenciones y prioridad en la contratación pública por razón de interés social. Con esas medidas el sector podrá reforzarse y convertirse en un agente trascendental de la vida política, económica y social de nuestras sociedades.
Con una implantación de la economía social las tendencias actuales de toda la economía y la sociedad mundial cambiarían. La cooperación, solidaridad, empatía, tolerancia y respeto son los ejes de las relaciones interpersonales, la competitividad e individualidad pasarían a segundo plano. En definitiva, cambiar el paradigma de la economía es cambiar el modelo social.
Los principales protagonistas de otro modelo económico basado en la economía social son los trabajadores que son también propietarios de estas empresas, los promotores de estas iniciativas sociales, los responsables de entidades sin ánimo de lucro que intervienen en la economía, los consumidores que están insertos en una cooperativa de consumo, etc. Esas iniciativas de la sociedad civil quedan plasmadas en la creación de miles de experiencias de economía social y solidaria, empresas de producción de bienes y servicios o cooperativas de consumidores han ido ocupando espacios en el hostil mercado capitalista
Una sociedad con una economía social con un peso significativo en el porcentaje del PIB y en el porcentaje del conjunto de trabajadores del país sería una garantía de cohesión social, de reparto de la riqueza y de buen funcionamiento del sistema productivo.
Imagen: Pixabay