
Cada vez hay menos dudas de que atravesamos una nueva crisis financiera. A la caída del banco de Silicon Valley en EEUU y de Credit Suisse en Suiza, le sigue la de Deutsche Bank en Alemania. El viernes pasado, sus acciones cayeron hasta un 14%, arrastrando a algunos bancos europeos en el camino.
Deutsche Bank es una de las 30 instituciones financieras que debe cumplir unas normas internacionales y mantener niveles más altos de reservas de capital. La quiebra de un banco de su calibre podría provocar pérdidas que afectarían de manera mucho más generalizada. Y lo que más temen ahora otros bancos y bolsas mundiales es el efecto contagio.
Para empezar, las bolsas europeas cayeron el viernes ante la inestabilidad imperante en el sector financiero. El canciller alemán, Olaf Scholz, intentó transmitir calma declarando que no hay motivo para preocuparse. Pero habrá que esperar al lunes para ver cómo abren las bolsas y comprobar si sigue afectando a la economía mundial y, especialmente, a otros bancos europeos.