
Entre el 19 y el 21 de mayo se reunieron los miembros del G7 en Hiroshima, Japón. Este grupo está formado por Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Reino Unido, Estados Unidos y una representación de la Unión Europea. Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, también visitó la cumbre para pedir a los líderes del G7 mayor apoyo para los países en desarrollo.
En su mensaje insistía en la importancia de no ignorar los esfuerzos y las crisis que azotan a los países en desarrollo con mayor fuerza que a los países ricos. Éstos no deberían quedarse al margen mientras tengan el poder de ayudar a millones de personas que sufren a diario por no tener las necesidades más básicas. El apoyo financiero y humanitario supone un gran alivio, especialmente para los ciudadanos más vulnerables de estos países.
También hizo especial hincapié en los efectos del cambio climático. Los numerosos informes de Naciones Unidas y de la Organización Meteorológica Mundial reportan los efectos inclementes de la contaminación. Los países líderes del G7 tienen la responsabilidad y el poder de tomar mayores medidas para evitar que siga avanzando. Si no se hace nada, los expertos advierten de un aumento de las temperaturas para finales de siglo, empezando por las olas de calor en los próximos años.