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9 de junio de 2023

Los niños menores de 3 años que sufren de un trato severo u hostil por parte de sus progenitores tienen más probabilidades de mostrar síntomas de problemas en su salud mental. Así lo han concluido unos investigadores de la University of Cambridge y University College of Dublin en el que han estudiado a más de 7.500 niños irlandeses. Los síntomas que comienzan a mostrar los niños que crecen en estos entornos son retraimiento social, ansiedad y agresión.

Castigos como aislar a los niños en una habitación, gritos o castigos físicos de manera habitual no favorecen en absoluto a su crecimiento ni a su desarrollo mental. A la larga, no hacen sino dañar su autoestima y estos castigos suelen estar más motivados por el estado de ánimo de los padres. Son castigos sin ningún tipo de razonamiento lógico.

Otros estudios, presentados en años anteriores, ya habían remarcado la importancia que tiene una dura disciplina sobre los hijos. Estos estudios concluyeron que el castigo corporal podría alterar el desarrollo neurológico, provocando que aumente el riesgo de ansiedad y depresión. Todo esto no quiere decir que no se deba imponer cierta disciplina a los hijos, pero hay muchas maneras de conducir y educar a los hijos más allá de gritos y golpes que, realmente, no sirven para nada.

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