El autoabastecimiento energético nos permitirá disponer de energía casi gratis
La tendencia continua del abaratamiento de dos tecnologías disruptivas: la fotovoltaica y las baterías podrán permitirnos en un futuro, esperemos que cercano, la producción casi gratuita y abundante de energía que es además amigable con el medio natural. Este fenómeno tendrá unas consecuencias que podrían poner en riesgo el actual sistema socioeconómico capitalista basada en la escasez de recursos, en la mala distribución de los mismos y el control de unas minorías enriquecidas de esos recursos frente a una mayorías desposeídas.
La producción masiva y repartida en millones de centrales eléctricas en una economía electrificada podría suponer repartir la propiedad no solo de la producción energética, sino la del agua, la producción agrícola y la industrial en beneficio de las pequeñas empresas, la economía colaborativa y las familias, es decir de la mayoría de la población.
Que la mayoría de la población disponga de energía abundante y gratuita no solo supondrá pagar mucho menos (o nada) por la electricidad del hogar o de las empresas, sino también que los automóviles eléctricos nos permitirán disfrutar de la movilidad que deseemos, sin preocuparse por el gasto de combustible. Podría empoderar a pequeñas empresas, entidades sociales y a la gente en general.
Si la mayoría social logra hacerse con la propiedad de la producción energética, el modelo económico cambiará. Si la tecnología fotovoltaica se generaliza aún más, y con ella se generaliza la producción descentralizada se habrá logrado la soberanía energética, entendiendo como tal la capacidad de la población de disponer de una abundante energía para la atención de las necesidades de esa población.