Foto: Cruciatti, Piero. Ultima Generazione (Last Generation) environmental activists smear with washable paint Maurizio Cattelan’s ‘L.O.V.E.’ artwork in Piazza Affari in Milan, Italia. (Twitter)
La opinión pública mundial lleva meses haciéndose eco de las fuertes movilizaciones llevadas a cabo por los diferentes grupos de activistas climáticos, la gran mayoría acciones de desobediencia civil, como lanzar salsa de tomate sobre un cuadro de Van Gogh hasta arrojar pintura contra una escultura frente al edificio de la Bolsa de Valores en Milán.
Esta nueva forma de protesta, sin lugar a duda, está favoreciendo a las organizaciones y defensores del medio ambiente a nivel mediático, pues casi no se habla de otro tema. Pero, en mi opinión, (y considero que la de muchos otros ciudadanos del mundo) sus nuevos métodos de acción tan fuera de tono están de alguna manera desviando la atención del verdadero fondo del mensaje, el ecologismo. Apuesto a que, como yo, muchas personas desconocen la lucha que hay detrás de estas campañas. Por ejemplo, ¿por qué se lanzó salsa de tomate al famoso cuadro de los girasoles? Dicho esto, estoy convencida de que hay campañas más inteligentes y sobre todo con más sentido de ser, que realmente lleguen a las personas y se logre crear conciencia sobre el cuidado ambiental y la conservación del planeta ¿no es eso de lo que se trata?
