
– ¿Vamos a la mani, no?
– ¿Este año a qué hora es?
– A las 19:00
– ¿Nos vemos donde siempre a las 18:30 en la Weyler?
Un año más en la que esta es la conversación que tengo en el grupo con mis amigas en Tenerife, al igual que ocurrirá en otros tantos grupos de whatsapp de toda España.
Cinco años han pasado desde aquel 8M en 2018. Una manifestación que se quedó grabada en la historia de España y en los recuerdos de todas las mujeres que asistieron. Un año que marcó un antes y un después en la lucha feminista de distintas generaciones.
Es un hecho que la sociedad y la mentalidad de las personas que la conforman está evolucionando. Sin embargo, puede que este cambio se esté realizando muy lentamente y no esté a la altura de las demandas sociales de la mitad de la población mundial.
Así que, aquí estamos otro año más teniendo que movilizarnos para luchar por, prácticamente, los mismos derechos que llevamos exigiendo desde hace mucho tiempo. Otro año más en el que, a través de gritos y consignas en las calles, intentamos hacernos oír para combatir, entre otras tantas problemáticas, el techo de cristal, pedir igualdad salarial y un mejor reparto de cuidados, luchar contra la violencia de género y otros tipos de violencias presentes en el día a día.
Otro año más en el que el recuerdo de ese 2018, el sentimiento de apoyo y la esperanza de un mundo mejor nos convence de volver a salir a las calles a pedir una igualdad que, desgraciadamente, está tardando en llegar.
Este cambio no se va a conseguir en un día. La lucha por la igualdad sigue necesitando apoyo de toda la ciudadanía y de las instituciones. Y este apoyo tiene que producirse los 365 días del año. Por tanto, como sociedad nos toca observar nuestro entorno y reflexionar sobre este. Y si esta manifestación ayuda a ello, ¡bienvenida sea!
Y recuerda: No es un día para felicitar. Es un día para luchar, apoyar y alzar la voz por las mujeres de generaciones pasadas, por las mujeres del presente y, por supuesto, por las de generaciones futuras.
Impactos: 11