
Durante la pasada pandemia, se calcula que el selecto club de milmillonarios de nuestro planeta ha sumado 573 nuevos miembros, esta cifra contrasta con las aproximadamente 263 millones de personas que, durante el mismo periodo, han caído en la situación de pobreza extrema en todo el mundo. Esta información proviene del informe «Beneficiarse del sufrimiento», elaborado por la ONGD Oxfam Intermón.
Según el responsable de investigaciones de esta ONG de Desarrollo, Íñigo Macías, «para los milmillonarios, la pandemia, así como el conflicto en Ucrania y el espectacular aumento de los precios de los alimentos y de la energía, están suponiendo un periodo de bonanza (…) esta realidad contrasta con un claro retroceso en los logros de las últimas décadas en la lucha contra la pobreza extrema a nivel global». A esto ha añadido que es «inconcebible que haya personas que se beneficien del dolor y sufrimiento ajenos (…) Algunas se han hecho ricas a costa de negar un acceso universal a las vacunas en todos los países y otras, al aprovecharse del aumento de los precios de los alimentos y de la energía (…) las fortunas de estos milmillonarios no han crecido tanto y tan rápido en tan poco tiempo porque ahora trabajen más duro o sean más productivos, sino porque controlan e invierten en corporaciones que se han aprovechado de su creciente poder de mercado y de la desregulación, en muchos casos, vulnerando derechos de las personas trabajadoras mientras algunos ocultan su dinero en paraísos fiscales (…) con la complicidad de los Gobiernos».
En el caso de el Estado Español, el número de nuevos milmillonarios ha aumentado en cuatro durante este periodo de crisis pandémica, esto se ha producido en un contexto donde las personas trabajadoras apenas han visto incrementarse sus salarios, pero sí han visto subir desmedidamente los precios de su cesta de la compra a unos niveles no vistos en décadas.
La entidad responsable de este informe también ha declarado que «las grandes empresas distribuyen generosos bonus y dividendos mientras reducen su contribución fiscal todo lo posible. Este aumento de la riqueza y de la pobreza en paralelo son dos caras de una misma moneda».